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miércoles, 28 de mayo de 2008

Metztli y Ehecatl

En algún tiempo perdido entre las grandes montañas y el olor a hierva fresca existieron dos grandes amantes, el viento Ehecatl eterno enamorado de Metztli la luna pero en aquel lugar donde el señor cielo Ilhuicaltl gobernaba, existía también un chaman malvado, sus pensamientos eran dirigidos por Cueyatl el sapo maligno que vivía dentro de Tlalli nuestra señora tierra.

Cueyatl se alimentaba de la energía robada a las mujeres más bellas de la región, pero su más grande ambición eran los suspiros de Metztli que daban a los hombres la inmortalidad.

Un día por la tarde, Metztli daba un paseo por el lomo de Cuauhtla el bosque, cuando en su camino encontró a Ehecatl enredándose en su cabellera negra, acariciando su torso, bailando entre sus piernas, ella encantada lo miró y viendo en los ojos de Ehecatl el amor que tanto anhelaba le juró amor. Al saber esto Cueyatl enfureció y quiso desaparecer a Ehecatl mandando a Miquiztli la muerte por su cuerpo, pero el señor del viento era muy liviano y audaz. Cueyatl enfurecido capturó a Metztli, creó un manto oscuro sobre Ilhuicaltl para tenerla por siempre iluminando a Tlalli, Ehecatl intentó subir hasta donde ella sollozando estaba por su amado, pero no lo logró era tan grande la distancia que su cuerpo por si solo no podría llegar.

Ehecatl enardecido y sufriendo buscó a Cueyatl para declararle la guerra, fue entonces después de cinco días intensos de batalla, cuando Cueyatl le dijo que la única forma de rescatarla era arrancándose el corazón y meterlo junto con sus hermanas las estrellas. Ehecatl paró de luchar y se preguntó como haría eso, como podría quitarse la vida y tener por siempre a Metztli con él, le preguntó a Quiahuitl el tiempo, pero este no tenía la respuesta aunque le habló de la señora de las palabras preciosas y que tal vez ella contestaría a sus preguntas, viajó por montes y bosques buscando a Xochicuicatl la señora poesía, ella le dijo que tendría que cantarle a Yohualli la noche para que le regresara a su amada, así lo hizo, Ehecatl cantó y cantó días enteros con ayuda de Atl el agua pero Yohualli no respondía, desesperado Ehecatl le dijo a Miztontli el gato que trepara por Yohualli con el en el lomo y llegara hasta donde su amada se encontraba.

Miztontli y Ehecatl subieron muy alto, estando a unos metros de Metztli, él se arrancó el corazón y lo metió junto con sus hermanas para que pudieran estar juntos. Metztli al verlo se arrojó a sus brazos buscando calor, a dos suspiros antes de la muerte definitiva del viento, Metztli posó sus labios sobre los de él dándole el suspiro tan anhelado de inmortalidad. Cueyatl se adueñó del cuerpo de Ehecatl pero Metztli le regaló la vida eterna a su espíritu.

Desde entonces en el corazón de los enamorados de esta tierra caliente vive Metztli la luna y Ehecatl el viento le canta poesía.


Para quien le dio nuevamente luz a mi vida y con su sonrisa ilumina todo mi mundo, para ti Osiris, por que el amor vive dentro tuyo, por que tu amor respira dentro mio.

2 comentarios:

Osiris dijo...

Yo soy vos, vos sos yo... somos dos y somos uno. Dos cuerpos cuyas almas cantan al unísono hasta que se funden y no pueden distinguirse ni separarse...

Soy Ehecatl, el viento...

Graciela Amador dijo...

In tehuatl In nehuatl....Te amo!